Durante el siglo XVIII se empezó a forjar un nuevo y creciente interés sobre las bellas artes que estimuló su conocimiento y estudio. En toda Europa se crearon instituciones como las academias y los museos, que pretendieron cuidar el desarrollo de las artes y salvaguardar sus más distinguidas creaciones, un legado patrimonial que conformó irremisiblemente la identidad cultural de los distintos países del continente. El estudio de su pasado, su desarrollo y su historia, se convirtió, poco a poco, en una nueva disciplina humanística. Este libro estudia este proceso tal y como se produjo en España, desde los estudios eruditos del siglo XVIII hasta su llegada a la universidad a comienzos del XX. A él han contribuido, con sus novedosas investigaciones, una serie de distinguidos especialistas que debatieron recientemente sobre esta temática en el Museo Nacional del Prado.