Ruiz-Doménec relata aquí un viaje para ver de cerca una selección de pinturas que, 'escuchadas' con atención, explican cómo se ha forjado Europa, sus ideales y sus logros. Es un viaje real, explicado etapa a etapa, obra a obra, desde Cortona (Toscana), pasando por Cracovia, Estocolmo o París, hasta Barcelona, en 16 etapas. A menudo ha sabido obtener un asiento exclusivo y un tiempo detenido para contemplar esas obras en silencio en sus respectivos museos y para saber qué decían a sus coetáneos. Y qué nos dicen a nosotros hoy.
Sin un rostro, afirma el autor, ninguna idea tiene sentido. Las obras de arte seleccionadas son la encarnación de distintos momentos y aspiraciones: la destreza como la divinidad de la modernidad, la concordia para superar el conflicto, la mujer que se libera de las fantasías masculinas o la del Renacimiento que apuesta por una civilización artística, el amor por encima de las convenciones...
Al ser humano siempre le queda la lentitud para redimirse, para reencontrarse con la belleza, la verdad y la historia, para que la vida sea un verano eterno.