Este ensayo parte de una pregunta central: ¿Por qué personajes como Mata-Hari, Nemo, Jack el Destripador, Lawrence de Arabia, Frankenstein o el conde Drácula, en principio lejos de la heroicidad o el éxito convencionales, han dilatado el ámbito de su influencia más allá de lo esperado? ¿Son sus imperfecciones, las condiciones de la ciudad moderna, la ciencia y su refutación, o los exotismos de la cultura popular los factores que han propiciado su suerte? ¿Forman parte del "malestar necesario" de la cultura desengañada tras el sueño perfeccionista de la Ilustración? En todo caso, la peculiaridad de estos personajes es, probablemente, el desbordamiento de la exigua humanidad que los contiene para prolongarse inopinadamente en el ámbito de la leyenda. Así se convierten en mitos, en manifestaciones perfectas de la condición agónica de una época, en este caso, la modernidad.