Los "Proverbios morales" constituyen un largo poema de contenido moral y sapiencial, escrito por un autor que se denomina "Santo(b), judío de Carrión" y que dedica sus versos al rey don Pedro, hijo de Alfonso XI. Es evidente que el poema fue escrito por un judío para ofrecerlo a un rey cristiano y que circuló por igual entre judíos y cristianos. De los testimonios conservados se deriva su carácter heterogéneo tanto en lo que se refiere a sus posibles destinatarios, como al uso del poema y a los modos transmisión. Las reflexiones morales del poema son de muy diversa índole: la virtud de la liberalidad, la pobreza del sabio o la magnanimidad del rey, esta última, con un carácter tal vez subliminal, sirve para recordar una deuda que con el autor tenía el fallecido Alfonso XI, padre del rey don Pedro. La obra, pese a estar dedicada a un rey, no es un espejo de príncipes ni de caballeros, ni su destinatario son las clases rectoras de la sociedad. Aparece escrita desde la posición de quien se sabe frágil, aunque intelectualmente valioso, y elabora una reflexión problemática y exigente para una "aristocracia espiritual", una ética sin retribuciones absolutas ni sombra de falsas ilusiones. En su dominio del lenguaje y el entendimiento radica para él la sustancia del "hombre que es hombre": no un asceta aislado sino un hombre inmerso en el cosmos y en la sociedad de los seres humanos.