En Motas de polen encontramos a Cotta en estado puro, con sus obsesiones predilectas, sus filias y su fobias, con la plma en plena forma, lista para depurar conceptos, desmontar falacias, rebatir monsergas y, sobre todo, para ensalzar los valores más elevados de la vida humana, los cuales en él encuentran a un magnífico paladín que vela por su pervivencia contra los espantajos que los amenazan.