Conviene volver a mirar y, especialmente, disfrutar (una vez más) de los maestros antiguos, sin miedo a ser tildado de viejuno. Flaubert decía que el primer propósito del arte era hacer que vieras (faire voir) y después hacerte soñar (faire rêver). No importa que la mano del arte no agarre nada, porque su cacería lo que hace es revelar el fondo.