Una obra poética para leer a la luz de la luna y guardar en el alma.
En esta colección de poemas tanka, Fidel Sendagorta teje con delicadeza un canto al amor sereno, ese que se viste con los colores del otoño y se nutre de silencios compartidos.
La luna, testigo y cómplice, ilumina versos donde la pasión no grita, sino que susurra entre imágenes de paisajes nocturnos, duermevelas lluviosas y la cadencia espumosa de las olas. Cada poema es un latido contenido, un destello de emoción condensado en cinco versos, un instante de encuentro entre el amor maduro y la naturaleza eterna.