Una emocionante novela sobre el amor de un padre a su hijo, que celebra la vida en toda su luminosidad Son las siete de la mañana cuando a David lo despierta una punzada de angustia en el vientre: ha llegado el día en que está programada la muerte de su hijo Jacobo. Parapléjico tras un accidente de tráfico, el muchacho siente dolores tan fuertes que la vida se le ha vuelto insoportable. Su hermano lo ha acompañado hasta Portland, donde un médico va a prestarle ayuda, muy lejos del apartamento familiar en Nueva York, en el que David aguarda noticias del desenlace, padeciendo el paso de las horas mientras se pregunta si tal vez Jacobo, en el último momento, se arrepentirá. Casi veinte años más tarde, con la vista gastada pero la memoria intacta, David recuerda los tiempos de Nueva York, el terrible accidente de su hijo y, ante todo, la larga espera durante ese día, anhelando que no avance el tiempo mientras mata las horas trabajando en su último cuadro, en el que se esfuerza con ahínco, como si de ello dependiera la vida de todos, por plasmar el esquivo reflejo de la luz en el agua. Novela de una emoción seren