Era improbable, pensaba el joven conde alemán Otto Vogelstein a su llegada a Nueva York, que volviera a cruzarse con la bella señorita Pandora Day, a quien conoció a bordo del buque que los llevaba a ambos rumbo a la ciudad. Pandora no pertenecÃa a la buena sociedad en la que, sin duda, Vogelstein iba a integrarse en cuanto comenzara su imparable carrera americana. Lo que el conde Otto no podÃa imaginar era que la Pandora que iba a volÂver a ver tiempo después, no solo se moverÃa como él entre los más elevados cÃrculos sociales sino que se habrÃa convertido en un espécimen extraordinaÂrio, en un nuevo prototipo irresistible de mujer. Otto Vogelstein creÃa haberlo aprendido todo sobre la soÂciedad de Washington, pero le quedaba la más imÂportante y cruel de las lecciones.
Henry James hace confluir en «Pandora» todas las tramas recurrentes que aparecen en la literatura que le encumbró: la tensión entre Europa y América, la inmovilidad entre clases y el prototipo de una nueva mujer que empieza a surgir a finales del XIX.